Hallan en Munich 1.500 obras de arte robadas durante el nazismo
Estaban ocultas en un departamento. Hay cuadros de Picasso, Matisse, Chagall y Paul Klee. Se calcula que valen más de 1.000 millones de Euros.
Berlin. AFP, EFE Y DPA
Unas 1.500 pinturas, entre las que hay cuadros de los más célebres artistas del siglo XX, fueron encontradas en un departamento de Munich, en Alemania. Las obras, indicó el semanario alemán Focus , formaban parte de las que el nazismo había confiscado o robado durante las décadas del 30 y 40 y fueron mantenidas ocultas desde el fin de la Segunda Guerra Mundial.
El tesoro pictórico hallado, que incluye trabajos de Picasso, Matisse y Chagall, forma parte de lo que el régimen de Hitler consideraba “arte degenerado”, y tendría un valor actual de mercado cercano a los 1.000 millones de euros.
Cornelius Gurlitt, ahora octogenario, guardaba las obras en su departamento junto a basura y latas de conserva vencidas. Las había recibido de su padre, Hildebrand Gurlitt, un coleccionista que tenía licencia de los nazis para tratar con el “arte degenerado”. Con esta facilidad, Gurlitt se habría quedado con obras confiscadas o vendidas a bajo precio por coleccionistas judíos perseguidos.
Terminada la Segunda Guerra, Hildebrand Gurlitt hizo saber que buena parte de las obras habían sido devoradas por el fuego en los bombardeos a Dresde, pero se habría quedado con esta colección, que, polvorienta, estuvo escondida casi setenta años.
En un primer momento, los nazis no apreciaban a Hildebrand Gurlitt, que tenía una abuela judía. Sin embargo, luego el coleccionista, de numerosos contactos y grandes conocimientos artísticos, fue encargado por el ministro nazi de Propaganda, Joseph Goebbels, para vender cuadros de “arte degenerado” a otros países.
Luego de la derrota alemana, Gurlitt, en un intento por mantener limpio su nombre, recalcó su ascendencia judía y el hecho de que no había pertenecido a organizaciones nazis. También afirmó haber ayudado a judíos y artistas perseguidos comprándoles sus obras.
Su hijo Cornelius conservó los cuadros en habitaciones oscuras de su departamento y años atrás comenzó a vender de modo esporádico –e ilegal– algunas de las obras. Pero en 2010, en un control de rutina, en un viaje en tren entre Suiza y Alemania le encontraron 18 billetes de 500 euros en el bolsillo, y desde entonces comenzó a ser investigado por las autoridades. La investigación llevó a allanar el departamento de Cornelius, y allí se descubrieron las obras de arte. Esto ocurrió en 2011, aunque recién se sabe ahora.
Los cuadros se encuentran ahora en una bóveda de seguridad del servicio de aduanas de Baviera, en la localidad de Garching, cerca de Munich, mientras una historiadora del arte trata de certificar su autoría y valor. La Fiscalía Federal alemana está estudiando acusar a Cornelius Gurlitt por el presunto delito de evasión fiscal.
Entre los artistas que aparecen en la colección recuperada están también Emil Nolde, Franz Marc, Max Beckmann, Paul Klee, Oskar Kokoschka, Ernst Ludwig Kirchner y Max Liebermann. Y, de confirmarse la información, se trataría de una de las mayores operaciones de recuperación de obras de arte perdidas durante la Segunda Guerra. Habría al menos 200 cuadros que forman parte de nóminas oficiales de búsqueda internacional.
“Arte degenerado” era considerado por los nazis todo aquel que escapaba de lo que el “gran arte alemán” debía ser. Durante su régimen, se calcula que el nazismo se habría apropiado en total de unas 140 mil obras de arte.
El tesoro pictórico hallado, que incluye trabajos de Picasso, Matisse y Chagall, forma parte de lo que el régimen de Hitler consideraba “arte degenerado”, y tendría un valor actual de mercado cercano a los 1.000 millones de euros.
Cornelius Gurlitt, ahora octogenario, guardaba las obras en su departamento junto a basura y latas de conserva vencidas. Las había recibido de su padre, Hildebrand Gurlitt, un coleccionista que tenía licencia de los nazis para tratar con el “arte degenerado”. Con esta facilidad, Gurlitt se habría quedado con obras confiscadas o vendidas a bajo precio por coleccionistas judíos perseguidos.
Terminada la Segunda Guerra, Hildebrand Gurlitt hizo saber que buena parte de las obras habían sido devoradas por el fuego en los bombardeos a Dresde, pero se habría quedado con esta colección, que, polvorienta, estuvo escondida casi setenta años.
En un primer momento, los nazis no apreciaban a Hildebrand Gurlitt, que tenía una abuela judía. Sin embargo, luego el coleccionista, de numerosos contactos y grandes conocimientos artísticos, fue encargado por el ministro nazi de Propaganda, Joseph Goebbels, para vender cuadros de “arte degenerado” a otros países.
Luego de la derrota alemana, Gurlitt, en un intento por mantener limpio su nombre, recalcó su ascendencia judía y el hecho de que no había pertenecido a organizaciones nazis. También afirmó haber ayudado a judíos y artistas perseguidos comprándoles sus obras.
Su hijo Cornelius conservó los cuadros en habitaciones oscuras de su departamento y años atrás comenzó a vender de modo esporádico –e ilegal– algunas de las obras. Pero en 2010, en un control de rutina, en un viaje en tren entre Suiza y Alemania le encontraron 18 billetes de 500 euros en el bolsillo, y desde entonces comenzó a ser investigado por las autoridades. La investigación llevó a allanar el departamento de Cornelius, y allí se descubrieron las obras de arte. Esto ocurrió en 2011, aunque recién se sabe ahora.
Los cuadros se encuentran ahora en una bóveda de seguridad del servicio de aduanas de Baviera, en la localidad de Garching, cerca de Munich, mientras una historiadora del arte trata de certificar su autoría y valor. La Fiscalía Federal alemana está estudiando acusar a Cornelius Gurlitt por el presunto delito de evasión fiscal.
Entre los artistas que aparecen en la colección recuperada están también Emil Nolde, Franz Marc, Max Beckmann, Paul Klee, Oskar Kokoschka, Ernst Ludwig Kirchner y Max Liebermann. Y, de confirmarse la información, se trataría de una de las mayores operaciones de recuperación de obras de arte perdidas durante la Segunda Guerra. Habría al menos 200 cuadros que forman parte de nóminas oficiales de búsqueda internacional.
“Arte degenerado” era considerado por los nazis todo aquel que escapaba de lo que el “gran arte alemán” debía ser. Durante su régimen, se calcula que el nazismo se habría apropiado en total de unas 140 mil obras de arte.