Sobre la obra del Maestro Edmund Vallladares, compartimos las palabras de Salvador Linares, Escritor, Fotógrafo y Crítico de Arte.
IDENTIDAD AMERICANA Y POPULAR
Hay dos puntos en los que concordamos todos los que de manera analítica nos hemos aproximado a la obra de Edmund Valladares: la pertenencia de su imagen a la identidad americana y su voluntad de expresarse desdela vertiente popular.
Afirmaba Osiris Chierico al referirse a su conexión en Brasil con artistas que "se han sacudido de la influencia europea": "...encuentra Valladares la fraternidad de lo verdaderamente original, de lo que es de aquí y de ninguna otra parte del mundo, de algo, en fin, en lo que coincide desde sus mismas y tenaces interioridades, desde su más profunda filación".
Es importante resaltar esa actitud de los artistas que han decidido reconstruir unlenguaje dictado desde lo recóndito de la geografía, de su inmanencia mágica sobre una encarnadura ajena.
Paralelamente a la elección definitiva del protagonismo expresionista, Valladares ha demostrado que también es capaz de dominar las distintas modalidades del amplio espectro que la creación estética ha recorrido el siglo pasado.
Dueño de una vasta cultura y un perfeccionado oficio, no le es ajeno el conocimiento funcional de la abstracción ni de lo geométrico, del cubismo y lo gestual, del constructivismo y la figuración, lo cinético y el informalismo, el surrealismo y el Pop Art.
No alcanzaría el espacio del que disponemos, para analizar los diversos aspectos de su producción ylos logros alcanzados en cada una de sus actividades, a las que debemos agregar la de escritor y guionista.
Seguiremos señalando entonces, otro de los rasgos que consideramos clave para comprender su obra: la raíz popular en la construcción de sus imágenes y en la argumentación de su temática.
Nuestro artista busca lo popular hurgando en los tiempos y volvando el contenido de esa indagación en los hechos más recientes. Conecta las historias acaecidas en el pasado con las que nos ha tocado y nos toca seguir transitando.
Para Valladares lo popular y sus luchas no tienen pretérito, se mantienen vigentes en el tiempo y necesitan ser permanentemente testimoniados, porque la injusticia ejercida con los hombres y el dolor de los pueblos no prescriben.
Si bien su crítica es notablemente despiadada con los abusos del poder y la desigualdad social, sus obras plantean también variadas circunstancias que muestran al desnudo la condición humana, sin disimular esa propensión del hombre a convertirse en el lobo del hombre.
Eso advierte claramente en parte de su filmografía, a la que debemos considerar como una continuidad de sus series dentro de su universo plástico.
"Nosotros los Monos" y "I love you ...Torito", refieren a la crueldad del mundo del boxeo, con su entorno de miserias, hambre, traiciones, fraudes y muerte.
Su vocación testimonial y su comprensión de la necesidad de un instrumento de difusión masiva, lo llevaron a constituir su propia productora cinematográfica, desde la que también ha rendido tributo a una constelación de creadores nacionales como Carriego, Homero Manzi y Discepolín, tan entrañablemente ligados a la simbiosis cultural nacida desde el pueblo.
Es necesario destacar que estos cortometrajes tienen su correlato en la pintura, el dibujo o la escultura y, si bien pueden funcionar individualmente, conforman una unidad creativa junto a su labor plástica.
Lo serial como sistema de trabajo, le ha permitido desarrollar esa visión polifacética propia de los creadores que exceden los objetivos de la pintura.
Si se trata de "Los pájaros americanos" se instala en medio de la jungla amazónica construyendo un singular bestiario en que lo humano y lo mitológico lo confunde con la naturaleza de los más exóticos plumíferos.
No falta la cacatúa que entretiene al dictador ni el Pájaro de noche o el Pájaro tiempo de apariencias legendarias, en un clima equivalente a lo logrado por la narrativa que se denominó realismo mágico a partir de que Alejo Carpentier se preguntara: "¿Qué es la historia de América Latina sino una crónica de lo maravilloso en o real?"
En "Los muñecos" es la humanidad a la que exhibe sobre un "ring" destruyéndose en una despiadada y absurda pelea.
En "Las Cajas" y "Las Vitrinas", analiza, critica, satiriza y también se conduele, delhombre tabicado, compartimentado, preso en las cárceles instituidas por los regímenes imperantes.
"Los mutilados" testimonia los años de plomo, el clima asfixiante, las torturas y desapariciones.
"Las prostitutas de Curaçao" constituye una parábola sobre la universalidad corruptora del sistema.
En todas sus instancias nos enfretamos a una obra paradigmática por su autenticidad y vigencia; apartada de las recetas que la vanguardia institucionalizda difunde y recomienda para ingresar a los santuarios frívolos de la posmodernidad.
Valladares ha elegido un camino donde "se confunden en un denominador común: el testimoniio, la identidad, las raíces y el tiempo". Para transitarlo no ha desechado ninguna de las herramientas disponibles, tradicionales o tecnológicas; desde un pincel embebido en óleo o una filmadora o una computadora.
La verdad de la pintura -y de toda creación- no se encuentra en la herramienta ni en el soporte, sino en el que el artista tenga algo que decir y que ello sustente la trascendencia necesaria para justificar su permanencia en la memoria de los hombres.
No hay comentarios:
Publicar un comentario